…sueños que son ilusiones vivas Quizá lo bueno de esta enfermedad es que llegará el momento en que nos olvidemos que la tenemos. El Alzhéimer puede cortar de cuajo nuestras vidas de vivientes mortales.
...sueños que son ilusiones vivas
Quizá lo bueno de esta enfermedad es que llegará el momento en que nos olvidemos que la tenemos. El Alzhéimer puede cortar de cuajo nuestras vidas de vivientes mortales. Nuestras ilusiones, nuestros sueños, nuestras obligaciones cotidianas. Es como decir ¡adiós! al mundo en que vivimos para siempre. Vivir con el Alzhéimer es el pan nuestro de cada día. Vivir o morir
Cuando está en posesión de esta enfermedad te suelen quedar entre cuatro y ocho años de vida.
Debemos convivir con ella, pero sin «esconder las alas» a nuestros semejantes. Hemos de hacer «nuestro testamento vital» ahora que todavía ¡sabemos quién somos?!, y así morir con dignidad. Mis familiares están asistiendo a un deterioro progresivo de sus facultades mentales, y siempre sabrán ¡qué hacer! En cualquier momento de sus vidas.
La persona que sufre de Alzhéimer lo sabe muy bien. Tiene olvidos, despistes, malos momentos, es decir, un poco de cada cosa. La enfermedad va muy lenta y así, no percibes del todo, lo que vas perdiendo poco a poco.
Sí así nos encontramos hemos de saber vivir «el aquí y ahora». Algún día me olvidaré que sufro de Alzhéimer. Entonces seré feliz para siempre. De momento cocino y recibo a mis pocos amigos, que con el tiempo serán ninguno. Muchas veces es conveniente comunicarlo a nuestros familiares para mi fatal desenlace.
Sé que mi estado es constante: puedo llorar y reír al mismo tiempo, para volver a mi estado natural. Sé también que el secreto de la felicidad consiste en tener pocos y buenos amigos, aunque cuentan con los dedos de una mano y sobran dedos. Pienso vivir mi vida familiar con satisfacción, sabiendo que pueden sufrir una enfermedad coronaria, artritis, diabetes tipo 2, etcétera.
Sé también que es saludable tener alguien-en casa- con quién hablar, comentar, preguntar. Puedo entender que al estar sólo en mi domicilio puede Acortar mi vida terrenal. Soledad produce por sí misma estrés. Cuando la pandemia de Covid-19, conocida como «pandemia» de coronavirus, comprobamos como el aislamiento nos afecto a sin número de personas de distintas edades: de forma y manera terriblemente negativa.
El dinero no da la felicidad, que ésta hay que conseguirle en el día a día. Pero la pobreza nos produce miedo, incertidumbre, tristeza y soledad. Si somos pobres podemos llegar a ser ricos, y al contrario también.
Se puede vivir muchos años y no por el dinero, sino por la educación Lo hemos comprobado a lo largo de muchos años. Fue en los años setenta cuando tuvimos información sobre los peligros del tabaco, la obesidad, la necesidad de hacer ejercicio físico.
Si tienes una emoción negativa, si corre tu corazón deprisa, si aprietas tus dientes sabes muy bien que de estas conviviendo con la ira. Es positivo escuchar a los otros para saber acerca de sus sentimientos: buenos, malos y descontentos también. Si llevo 50 años con mi esposa aún sigo mirándola con curiosidad y descubriendo «pequeñas cosas» (Existe un Dios de las pequeñas cosas y de las grandes también). Ella ahora usa pendientes plateados que hacen juego con su pelo gris-blanquecino.
Las gentes vamos cambiando todos los días del Señor (el Dios de todas las religiones). Como seres humanos que somos es provechoso que permanezcamos en grupo, disfrutando de todo lo bueno y lo malo. Hay gentes que tienen nuestros mismos problemas. De esta manera nunca permaneceremos solos, aunque es mejor vivir solo que mal Acompañado. Así es la vida.
La Coruña, 8 de mayo de 2023
Mariano Cabrero Bárcena es escritor