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Prefiero una España roja a una España rota

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Joaquín Calvo Sotelo

 

Y podemos recordar lo que el líder conservador y derechista José Calvo Sotelo (Tuy, 1895–Madrid, 1936) había dicho: “Prefiero una España roja a una España rota”. No volvamos a equivocarnos, no vaya ser que España se vuelva a romper en dos mitades…

 

Se puede decir, y lo digo con la mano colocada encima de mi corazón, que la “memoria histórica” es un acto individual, propio de cada persona en relación con hechos acaecidos en nuestra pasada Guerra Civil (1936- 1939). (Memoria histórica: Es la supone la reconstrucción de los datos proporcionados por el presente de la vida social…Memoria colectiva: Es la que recompone mágicamente el pasado…Memoria individual es una condición necesaria y suficiente para llamar a los recuerdos.)

Si es cierto que las personas que formaron parte del bando republicano, y al terminar la contienda, sufrieron humillaciones en sus propias carnes y en las de sus familiares, y, en alguna ocasión, fueron ejecutados por la vía rápida: aquí tengo que involucrar presuntamente a los falangistas. Según versiones de distintos historiadores–cuando las tropas del general Franco avanzan sobre Madrid (7 de noviembre de 1936) –cometieron con frialdad miles de asesinatos durante su avance-.Las gentes del bando republicano tuvieron bastante con conservar su dignidad personal–los que no habían cometido delitos de sangre–, y la valentía para defender sus ideales: esto es innegable.( El señor Carrillo regreso a España después de cuarenta años de ausencia, y se retiro cobrando la correspondiente jubilación.)

 

Cuando fueron ejecutados -sobre 2.000 personas- en Paracuellos del Jarama (fue una gran vergüenza–humana y política–para la II República Española, y que tuvo amplias repercusiones a nivel internacional), y también por la vía rápida…sin juicios previos. Santiago Carrillo afiliado al PCE, por aquel entonces, ejercía la conserjería de Orden Público. En el acta de ejecución quedó reflejado el cenetista Amor Nuño, mas Santiago Carrillo no (?). Triste es reconocer que a España se la identificaba durante esa época con la palabra “sangre”. Y esto ocurrió cuando los del otro bando–los franquistas o fascistas, se pueden nombrar también así–, sufrieron los mismos actos de barbarie que se producen en todas las guerras civiles, habidas y por haber. Recordemos sólo la fecha del 7 de noviembre de 1936: en Paracuellos fue la cita. El bueno de Carrillo siempre ha negado que conociese los hechos acaecidos, pero sí ha reconocido que “Si tuve responsabilidad en aquel episodio fue la de no haberlo evitado”. Jamás se sabrá la participación de este último La orden de ejecución fue dada presuntamente por Stalin, y cumplida fielmente por el PCE, la CNT y JSU (Juventudes Socialistas Unificadas).Santiago Carrillo se retiro con el sueldo de diputado, después de haber estado 40 años fuera de España…

 

Pudo regresar antes, que no los hizo, mas él sabrá el porqué… Pero, pensando fríamente y con cordura, hemos de reconocer que la historia es fruto de la colectividad. Por tanto, sería bueno que nuestro presidente en Funciones, señor Sánchez, olvidase lo ocurrido hace ya setenta años, y aplicase a su conciencia y a la ley de Memoria Histórica–, lo que el sabio filosofo griego Sócrates, dijo: “Yo sólo sé que no sé nada” Julián Delgado, escritor, envió una carta, y en 1977, al entonces secretario general del legalizado Partido Comunista. Expresaba en ésta palabras de reconciliación de la “dos Españas”, que habían combatido en nuestra triste e innecesaria-ya que todas lo son- Guerra Civil Española (19936-1939). El motivo fue para cumplir el deseo que le manifestó su madre cuando visitó Paracuellos: “Desde ahora, comenzaremos una vida sin odio”. Porque, evidentemente, los españoles hemos aprendido y enseñado a nuestra memoria a saber olvidar, a saber perdonar, y a seguir adelante con nuestra nueva y frágil democracia. Porque, a veces, podemos pecar de necios si hacemos que nuestra memoria–la memoria histórica–, regrese a nuestras autonomías españolas en los momentos actuales tan controvertidos, y conviene que así no sea. Charles de Gaulle, político y militar inteligente, cuando visitó España, y en la época del franquismo, le quisieron enseñar el Alcázar de Toledo y se negó a ello.

Pero manifestó algo trascendente cuando dijo que “la guerra es siempre odiosa, porque es el fracaso de la política”. Nuestra Guerra Civil fue el fracaso de la política de izquierdas y de derechas. Y ésta es mi humilde opinión al respecto, aunque uno no es historiador por desgracia… Y, claro está, las guerras civiles son todavía más crueles y odiosas que ninguna otra. Porque ocurre que, al terminar las últimas, nunca aparece de una forma clara, diáfana y contundente…la paz. Ni vencedores ni vencidos podrán fácilmente alejar de sus corazones el odio que llevan dentro. Será el tiempo como testigo quien cure las heridas abiertas y mal cerradas. Los gobernantes tienen la obligación ineludible de que los pueblos busquen la concordia y armonía entre sus gentes, cualesquiera que se a su ideario político. La ley de la Memoria Histórica habría que haberla hecho con el consenso de todas las fuerzas políticas, y, por desgracia, el último ha fallado: por un lado, ha encontrado el rechazo del PP–partido de la Oposición-, y por el otro, la negativa ha partido de IU y ERC. Se puede y se debe olvidar a los deudores sin perdonar la deuda contraída: esto sería una de las formulas de avenencia para tener en cuenta. Y es que uno entiende que una vez que se aprobó la Constitución de 1978, que una vez que el ex presidente señor Suárez recibo al señor Carillo (la Falange y el PCE se dan la mano), que una vez que todos los partidos en exilio son admitidos –bajo las mismas leyes–en el funcionamiento de la democracia española…todo nuestro pasado, nuestro pasado… de la guerra civil se le daría una vuelta de tuerca (página).

 

Y entonces la Historia de España e Universal resolverían y explicarían a las generaciones venideras, el porqué de aquella guerra fratricida y terriblemente inhumana. Me parece muy humano y normal que los republicanos deseen buscar los restos humanos de sus deudos y allegados, para darles las sepulturas que merecen cono seres humanos que fueron. Pero lo que no es viable, ni por asombro, consiste en dudar del entramado jurídico que intervino en los juicios durante el franquismo, porque los jueces y magistrados que ordenaron ejecutar las sentencias, lo hicieron en virtud de la legislación penal vigente. No entender esto nos llevaría ineludiblemente a empezar a juzgar a los juzgadores…Y ya el Tribunal Constitucional español ha dicho algo al respecto (año 2004). Hay heridas en el corazón de los españoles que están mal cerradas o cerradas en falso, y hay que tratar de no echar sal sobre ellas para que no se vuelvan a abrir, e incluso, lleguen a explotar. Y esto es lo que se conseguirá, sino aplicamos el sentido común para desarrollar la Ley de Memoria Histórica. Y podemos recordar lo que el líder conservador y derechista José Calvo Sotelo (Tuy, 1895–Madrid, 1936) había dicho: “Prefiero una España de izquierdas que una

 

España rota”. No volvamos a equivocarnos, no vaya ser que España se vuelva a romper en dos mitades… y echemos por tierra tantos lamentos, tristezas, renuncias y sinsabores que, perdiendo todos los españoles un poco de nuestro amor propio, culminaron con el nacimiento de nuestra Constitución de 1978. La III República Española volverá pero con los votos de los españoles, pero “El Oro de Moscú”… que existía en tiempos de “La II República Española” (abril, 1931-abril, 1936), ¿ese oro?: ese oro… ya nunca jamás volverá. Emprendió para siempre su el último viaje sin retorno.

 

La Coruña(España),27 de septiembre de 2020

Mariano Cabrero Bárcena es escritor

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