por José Antonio de Yturriaga
He pasado estas Navidades con la familia en Ecuador, país que no conocía y que me ha causado muy grata impresión. A diferencia de algunos países en Iberoamérica en los que existe un cierto resquemor contra España, en Ecuador he apreciado un ambiente propicio hacia nuestro país y el pasado virreinal. Hay monumentos a Francisco de Orellana y a Sebastián de Benalcázar, las calles de Quito llevan los nombres de Isabel la Católica, Cristóbal Colón, la Pinta, la Niña, la Santa María o la ruta de los conquistadores, así como de diversas ciudades y pueblos españoles. Resalta la belleza de sus magníficos templos y conventos estupendamente conservados -en parte gracias a la cooperación española- y hasta se escuchan en las celebraciones navideñas villancicos españoles. En España residen 430.837 ecuatorianos, lo que supone la quinta colonia extranjera, tras Marruecos, Colombia, Rumania y Venezuela, y -por lo general- se encuentran perfectamente integrados en nuestra sociedad.
Datos sobre Ecuador
Ecuador tiene una extensión de 256.370 kilómetros cuadrados y una población de 18.058.218 habitantes y se encuentra en la parte noroeste de Sudamérica. Limita al norte con Colombia, al sur y al este con Perú, y al oeste con el Océano Pacífico. Como su propio nombre indica, se sitúa a lo largo de la línea ecuatorial en el paralelo 0 grados, 0 minutos, a caballo entre dos hemisferios, como se muestra -de forma un tanto folclórica- en la fotografía que acompaña a este artículo, tomada en la “Mitad del Mundo”, en la que aparezco con un pie en cada uno de los hemisferios, en compañía de algunos de mis nietos. Está atravesado de norte a sur por la cordillera de los Andes -cuyo punto culminante es el volcán Chimborazo (6.286 metros)-, que divide el territorio continental en tres regiones bien diferenciadas: la montaña, la costa y la selva amazónica, a lo que hay que sumar el archipiélago de Galápagos. Su capital es Quito y la ciudad más importante es Guayaquil, que mantienen una cierta pugna por la primacía, similar a la existente entre Madrid y Barcelona.
Es un país en vías de desarrollo, pero con una economía diversificada, siendo sus principales productos el cacao, el plátano, los mariscos, la pesca, la minería y el petróleo. Su renta per cápita es de €6.203, sus exportaciones ascienden a $28.252 millones y las importaciones a $22.678 millones. La inflación asciende al 2.53%, el paro al 3.7% y el riesgo país a 1.193 puntos. Actualmente se va recuperando de un período de recesión, proceso que se ha atenuado por la extraordinaria sequía que ha sufrido el pasado año, que ha provocado numerosos cortes de luz y afectado a los hogares y, sobre todo, a la industria. A Dios gracias, estas Navidades han sido lluviosas y gradualmente se van recuperando el caudal de los ríos y el calado de los embalses.
Ecuador era un país tranquilo, pero en los últimos años se ha visto muy adversamente afectado por el fenómeno del narcotráfico. Aunque no es productor de coca, es vecino de los dos principales países productores, Colombia y Perú, y la droga entra en el país por una frontera porosa para buscar su salida por el puerto de Guayaquil, uno de los pocos de aguas profundas que hay en el Pacífico. Al estar muy vigilados los puertos colombianos del Caribe, los clanes narcos han trasladado su actividad a la costa ecuatoriana, al igual que han hecho los cárteles mejicanos de Sinaloa y de Jalisco, y las diversas mafias italianas y albanesas. Las bandas luchan contra la fuerza de seguridad y entre sí, y la criminalidad ha aumentado de forma exponencial, de modo que en 2023 se produjeron 7.592 homicidio violentos y 7.300 en 2024.
Política interior
Ecuador tiene un régimen presidencial inspirado en la Constitución de Estados Unidos, si bien con algunas diferencias, como el tener una sola Cámara legislativa o contar con dos poderes adicionales a los tradicionales Ejecutivo, Legislativo y Judicial:
El Electoral (conformado por un Consejo y un Tribunal Contencioso) y el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. La política ecuatoriana ha estado dominada en los últimos años por Rafael Correa, que ha sido presidente de la República entre 2007 y 2017, habiendo gobernado durante tres mandatos, pese a que la Constitución establece que los presidentes solo pueden ser reelegidos una vez. Para lograrlo, tuvo que basarse en una sentencia interpretativa de la Corte Constitucional de 2010, que estableció que, en los supuestos en que la autoridad electa asumiera el poder para concluir el periodo interrumpido en la presidencia por disolución de la Asamblea Nacional, la posterior candidatura para el mismo cargo no computaría como reelección.
Cuando Correa fue elegido por primera, vez manifestó en su toma de posesión el la necesidad de “la lucha por una revolución ciudadana consistente en el cambio radical, profundo y rápido del sistema político, económico y social urgente”, para imponer en el país el “socialismo del siglo XXI”, propugnado por el Foro de S.Paulo, al que se incorporó junto con otros dirigentes progresistas iberoamericanos. El presidente cumplió con su promesa y modificó profundamente el régimen ecuatoriano, reduciendo la fuerza de los partidos políticos -a excepción del suyo, Revolución Ciudadana (RC)- y aumentó la presencia del Gobierno en los ámbitos económico y social. Correa tuvo algunos éxitos en estos ámbitos, pero cosechó un fracaso considerable en la cuestión de la lucha contra narcotráfico.
Uno de sus mantras ideológicos fue la consagración del “Derecho a la movilidad humana”, que le llevó a promover la libre circulación y de acceso al país, suprimiendo los visados y dando facilidades. Ello permitió la llegada a la zona costera de miembros de los cárteles mejicanos, de clanes colombianos y de mafias latinas, que establecieron sus cuarteles en la región de Guayaquil. También legalizó algunas bandas locales permitiendo su consolidación, e indultó a los ”mulas” encarcelados, lo que provocó el inicio de una lucha entre las bandas criminales que competían por dominar el mercado de la droga. A ello se sumó la decisión de Correa de no renovar en 2008 el Acuerdo relativo a la instalación de una base aeronaval de Estados Unidos en el puerto de Manta. en la que se estableció un Centro de Seguridad Cooperativa, que ayudaba a Ecuador y otros países en la lucha contra el narcotráfico. También introdujo una disposición en la Constitución que prohibía el establecimiento de bases extranjeras en el país. Ecuador carecía de los medios aeronavales necesarios para controlar el tráfico de estupefacientes y, al retirarse de la base los buques y aeronaves norteamericanos, los narcotraficantes pudieron circular libremente. A partir de ese momento, Ecuador -un país hasta entonces tranquilo- se convirtió en uno de los Estados con mayor nivel de delincuencia y de violencia, situación que ha llegado hasta nuestros días.
En 2017 sucedió a Correa en la presidencia su delfín Lenín Moreno, que le salió ”rana”, pues empezó a distanciarse de él, centrando RC y adoptando una política de diálogo con los partidos de la oposición. Correa se afincó en Bélgica al amparo de la agrupación familiar, dado que su entonces cónyuge, Anne Malherbe, tenía la nacionalidad belga. En 2020, fue condenado por cohecho a 8 años de cárcel en el caso “Sobornos” y, dos años más tarde, el Gobierno belga le concedió asilo político. Desde su exilio bruselense, la sombra de Correa sigue siendo alargada y, a través del “correismo» -bien implantado en las instituciones, como en la Asamblea Nacional, donde RC es el partido con más diputados- ejerce una notable influencia en el país.
Moreno fue sustituido en 2021 por Guillermo Lasso. A principios de 2023 estalló el “caso Encuentro”, en el que salieron a la luz vínculos de personas cercanas al presidente con la mafia albanesa y Lasso presentó su dimisión ante la posibilidad de recibir el “impeachement” por parte de la Asamblea Nacional. Recurriendo a la figura de la “muerte cruzada -el poder legislativo no puede inmiscuirse en las competencias del ejecutivo y viceversa, salvo en los casos previstos en la ley-, disolvió el Parlamento y convocó elecciones para cubrir el período que restaba de legislatura hasta 2025.
A las elecciones presidenciales se presentó Daniel Noboa, hijo el millonario Álvaro Noboa, qué había pretendido sin éxito acceder a la presidencia en 5 ocasiones.
A sus 35 años, Daniel apenas tenía experiencia política, salvo dos años como diputado, y carecía de partido político, por lo que se presentó como independiente en la candidatura de Acción Democrática Nacional (ADN), para irse fogueando con vistas a la siguiente convocatoria. Los sondeos daban como ganadora a la candidata de RC, Luisa González, y a Noboa solo le daban un 2% de posibilidades. Hizo una campaña intensa y acertada, utilizando la estructura electoral que había construido su padre durante sus fallidas tentativas. Para sorpresa general, Noboa quedó en segunda posición en la primera vuelta con 23.47% de los votos, tras González, que obtuvo el 33.61%. En la segunda vuelta, Noboa fue el ganador con 51.83%, frente al 48.17% de González, y asumió la presidencia del 23 de noviembre de 2023 al 24 de mayo de 2025.
Noboa había escogido como vicepresidenta a Verónica Abad, de la que ya durante la campaña electoral se distanció porque hacía la guerra por su cuenta, como cuando fue a visitar sin su consentimiento al presidente del Salvador, Nayib Bukele. La mala relación del tándem se puso de manifiesto cuando Abad no asistió al almuerzo que Novoa ofreció a los miembros de su Gabinete, al no ser invitada. En las Constituciones presidencialistas, todo el poder radica en el presidente y la vicepresidenta carece de funciones específicas y ejerce las que aquél decida delegarle. Para quitársela de en medio, Noboa le encomendó la importante tarea de velar por la consecución de la paz en Palestina, nombrándola embajadora en Israel. Aquí empezó el sainete de las relaciones entre los dos electos. Abad despotricaba contra su jefe acusándole de haberla enviado a un país en guerra con el riesgo de morir en alguno de los bombardeos. Por haberse ausentado de su puesto, fue castigada por la ministra de Trabajo a unos días de inhabilitación. Abad presentó y ganó un recurso por el que se anulaba su sanción. Noboa entonces la nombró consejera económica en la Embajada en Turquía y la vicepresidenta decidió tomarse unas vacaciones sin previa autorización del Ministerio de Asuntos Exteriores, ni de la Asamblea Nacional.
La situación a la que se enfrentaba el flamante presidente no podía ser más caótica. Al comenzar el año se produjeron una serie de ataques combinados de bandas de narcotraficantes y el 9 de enero Noboa afirmó que Ecuador estaba en “conflicto armado interno”, declaró el estado de excepción y sacó a las Fuerzas Armadas a la calle para luchar contra 22 bandas que califico de terroristas, entre las que figuraban los Lobos, los Choneros, los Tiguerones y los Lagartos. Al día siguiente, un grupo armado asaltó el canal TC Televisión, mientras transmitía, y profirieron en directo toda serie de amenazas, y otras bandas atacaron la Universidad y 5 hospitales de Guayaquil. El jefe de los Choneros, José Macías “Fito” y de los Lobos, Fabricio Colón “capitán Pico”, se fugaron de la cárcel, desde donde dirigían las actividades criminales de sus esbirros. Se produjeron ataques a comisarías y a comercios, se asesinaron alcaldes y policías, y se produjeron miles de secuestros. El Ejército y la policía se emplearon a fondo, y detuvieron al presidente de la Judicatura, Vilmar Terán, y a jueces, fiscales y policías vinculados con los narcos, y se consiguió poner un poco de orden en el país.
Para legalizar la actuación de las Fuerzas Armadas, el 21 de abril se celebró un referéndum por el que el 59.58% frente al 40.42% de los participantes votaron a favor de permitir la participación de las Fuerzas Armadas en la seguridad interna del país, incluso en periodos en que no se hubiera declarado el estado de excepción. El problema era de quién vigilaba a los vigilantes, como se ha puesto de manifiesto con el absurdo asesinato de cuatro menores afroamericanos de las Malvinas, al sur de Guayaquil, presuntamente por una patrulla militar, que ha provocado gran indignación en el ámbito nacional e internacional. Los 16 componentes de la patrulla han sido detenidos y están pendientes de juicio. La justicia militar deberá actuar con prontitud y juzgar y condenar a los responsables. Este lamentable episodio puede pasar factura a Noboa en las inminentes elecciones presidenciales.
Política exterior
Correa siguió una política izquierdista en el ámbito de las relaciones internacionales. Prueba de ello fue la ya mencionada decisión de no renovar el Acuerdo sobre la base aeronaval estadounidense en Manta. Otra decisión controvertida de su Gobierno fue la concesión de asilo diplomático en 2012 a Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres, donde estuvo alojado 7 años, realizando actividades políticas desde la misma, en contra de las normas sobre el derecho de asilo. Éste le fue retirado por el Gobierno de Moreno en 2019 y el fundador de Wiki Leaks fue entregado por el embajador ecuatoriano a la policía británica.
Noboa ha seguido una política exterior un tanto errática, que alcanzó su punto culminante con la declaración como persona no grata de la embajadora de Méjico en Ecuador y la entrada de la policía en la Embajada en Quito, el 5 de abril de 2024, para detener al ex vicepresidente de Correa, Jorge Glas, quién, tras haber sido condenado por los tribunales por delitos de corrupción y de acoso sexual, en 2023 se refugió en la citada Embajada, que le concedió asilo diplomático. Méjico rompió relaciones diplomáticas con Ecuador y lo mismo hicieron por solidaridad Nicaragua y Venezuela. Méjico ha presentado una demanda contra Ecuador en el Tribunal Internacional de Justicia por la violación de las normas sobre la inviolabilidad de las misiones diplomáticas incluidas en la Convención de Viena de 1961 sobre relaciones diplomáticas y en la Convención de Caracas de 1954 sobre asilo diplomático. Ecuador, a su vez, ha demandado a Méjico ante el TIJ por violación de la Convención de Caracas.
El Gobierno ecuatoriano ha alegado que Méjico ha incumplido el artículo III de la Convención de Caracas, que establece que “no es lícito conceder asilo a personas que, al tiempo de solicitarlo, se encuentren inculpadas o procesadas en forma ante tribunales ordinarios competentes y por delitos comunes, o estén en condenados por tales delitos”. Puede que Méjico haya violado la Convención y ya se pronunciará el TIJ, sobre ello, pero no justifica la flagrante violación del artículo 22-1 de la Convención de Viena, que prevé que “los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión”.
Noboa supo organizar ni siquiera la ceremonia de su investidura. La Cancillería envió las invitaciones con escaso margen de tiempo, por lo que muchos jefes de Estado -como el Rey de España- no pudieron asistir. Tan solo estuvo presente el presidente de Colombia, Gustavo Petro, del que Novoa habló despectivamente. También ha hecho comentarios denigrantes de otros presidentes, como Lula o Bukele, lo que ha provocado un generalizado reproche. Es más que probable que a causa de su actitud, ningún presidente iberoamericano asistiera a la XXIX Conferencia Iberoamericana, que se celebró en Cuenca el pasado noviembre, y en la que solo estuvieron presentes el Rey de España, el presidente de Portugal y el jefe del Gobierno de Andorra.
En relación con la situación en Venezuela, Ecuador ha reconocido la victoria del candidato de la oposición, Edmundo González, y niega la legitimidad al dictador Nicolás Maduro, que mañana se proclamará investido como presidente de Venezuela mediante el uso del fraude y el recurso a la fuerza militar. Por otra parte, Noboa ha propuesto suprimir la norma que prohíbe la existencia de bases extranjeras.
Próximas elecciones generales en Ecuador
El 9 de febrero se realizará la primera vuelta de las elecciones presidenciales y legislativas y el pasado día 5 se abrió la campaña electoral. A la presidencia se han presentado 16 aspirantes, pero -como ha comentado con ironía la corresponsal de “ABC”, Thalia Flores- se trata de 2 candidatos y 14 espectadores. A éstos solo les importa figurar en las papeletas para mejorar su currículo. No tienen la mínima idea de lo que pasa en el país y, si lo saben, no les importa, y “muestran su inapelable irrelevancia política”.
El principal tema de debate ha sido si Noboa está obligado a solicitar una licencia sin sueldo durante la campaña electoral y a ceder temporalmente la presidencia a la vicepresidenta. El artículo 93 la Ley Orgánica Electoral-Código de la Democracia establece que “los dignatarios que opten a la reelección inmediata harán uso de licencia sin remuneración desde la inscripción de su candidatura hasta el día siguiente a las elecciones”. Noboa, sin embargo, no se da por aludido, porque él no se está postulando a la reelección, ya que fue elegido dentro de un proceso extraordinario de muerte cruzada para completar el período de la presidencia de Lasso, y recurre para ello al mismo argumento que en su día utilizó Correa, cuál es el expuesto en la sentencia
de la Corte Constitucional 002-10-SIC-CC, que estableció que, en los supuestos en que el presidente asumiera el poder para concluir un periodo interrumpido, la posterior candidatura para el mismo cargo no computaría como reelección. Ante esta situación, resulta cuestionable la aplicación del artículo 93, que prevé la obligación de la licencia. Difícilmente podrá ser criticado este argumento por los “correistas” de RC, ya que fue utilizado en su día por su amado líder.
La Asamblea Nacional debatió sobre este tema y, muy a su pesar, llegó a la conclusión de que, si bien se podía exigir la licencia a los candidatos a diputados, si querían beneficiarse del maná electoral, no podían hacerlo al presidente de la República. Los candidatos de ADN han afirmado que se sacrificarán al no solicitar la licencia, por lo que se negarán a hacer campaña. El CNE no se ha pronunciado sobre el tema y se ha limitado hacer un comunicado en el que recuerda a los candidatos que tienen prohibido inducir al voto a favor de una determinada preferencia electoral, y advertido que “es imprevisible e irresistible que el ejercicio de las funciones y atribuciones del presidente se confunda con un acto partidista y dé paso a denuncias por infracción electoral”.
Para Noboa, la facultad de solicitar o no la licencia va de la mano de la responsabilidad política y democrática que tienen las autoridades públicas en el ejercicio de sus funciones, ya que están obligados a cumplir la labor que el pueblo soberano les encomendó. En su Decreto Ejecutivo 494 Noboa ha señalado que es necesario diferenciar los periodos en los que ejerce como presidente y los momentos en los que realice actividades proselitistas. Cuando realice tales actividades, solicitará previamente la licencia. El 5 de enero, muchos partidarios el presidente se concentraron ante el Palacio de Carondelet para expresarle su adhesión, y Noboa les habló durante un par de minutos y les dijo: “Ecuador resurge y todos ustedes en conjunto con este Gobierno van a lograr que en 5 semanas resurja el país. Para ello debemos estar atentos, porque no es solo una elección, sino una lucha contra la desigualdad y el pasado, contra el narcotráfico, la delincuencia y la indolencia […] Hoy empieza esta lucha, que no pasará hasta que Ecuador tenga el Gobierno que se merece”.
Algunos candidatos han acusado al presidente de realizar un acto electoral, pero el ministro de Gobierno, José de la Gasca, lo ha negado, porque no ha realizado una inducción al voto. No fue un mitin ni una convocatoria, sino una defensa de la democracia. Abad había anunciado la víspera que al día siguiente asumiría la presidencia de la República, dado que Noboa tenía que pedir licencia al iniciarse la campaña electoral. Envió un mensaje al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas invitándole a reunirse con ella, para establecer una agenda de trabajo y no dejar un vacío de poder ni un solo minuto. El Comando le contestó que “nos corresponde acatar las disposiciones del presidente constitucional en funciones, Daniel Novoa”. Un comunicado similar fue expedido por las autoridades de la Policía Nacional, con lo que la vicepresidenta electa se quedó colgada de la brocha, al retirársele la escalera.
Noboa no está dispuesto bajo ningún concepto a que Abad ejerza la presidencia ni un solo minuto al no fiarse de ella. Por eso, designó como vicepresidenta a la secretaria de planificación Sariha Moya, tras declararse la ausencia temporal de Abad, y después de la renuncia de Moya, nombró a la secretaria de administración pública, Cynthia Gelibert, para que asumiera esas funciones hasta el 22 de enero o hasta que Abad se presentara en la embajada de Ecuador en Turquía. Gelibert fungirá como presidenta del 9 al 12 de enero durante la ausencia del presidente “por razones de fuerza mayor”.
En su discurso de apertura de la campaña electoral, el representante de RC Ricardo Patiño, afirmó en Guayaquil que, si su partido ganaba las elecciones, Correa regresaría y se liberaría a Glas, porque era inocente. Así pues, los votantes ya saben lo que les espera. Los sondeos no ven un claro vencedor porque las fuerzas están muy igualadas. El pueblo soberano de Ecuador tiene ahora la palabra.
Quito, 9 de enero de 2025
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