Un entiende que esta catástrofe natural podría-en parte-haberse evitado, porque estamos yendo en contra de la naturaleza…El cauce de los ríos marchan con agua y tienen su recorrido establecido, no pudiéndose alterar bajo ningún concepto…No debemos ni podemos olvidar esto nunca jamás. Las nuevas construcciones de casas han de estar ubicadas alejadas de los ríos, y éstos siempre respetaran las tierras.
La Dana de Valencia ha causado una catástrofe en una amplia zona del sureste español, que no se mide solo por el número de personas fallecidas, que también, sino que trágicamente serán más a medida que el desescombro y la bajada de las aguas vayan dejando al descubierto ‘el verdadero rastro de muerte’ que se espera que será negro e imborrable para siempre. Cualquier gran siniestro natural siempre deja huellas para recordar que somos humanos y vulnerables por los cuatro costados.
Dolor y muerte por agua ha dejado miles de afectados, que todos entendemos tienen su derecho natural a recibir socorros y ayudas que están pidiendo los diferentes gobiernos-el estatal, los regionales y locales). Los afectados son gentes humildes que han comprobado-por sus propios ojos-cómo las torrenteras se llevaban lo poco que tenían. Hacerse con una casa y un sencillo coche…les llevará bastantes años de trabajo.
Hemos comprobado por televisión a los desalmados que se han aprovechado de la devastación para saquear todo lo que se les ponía por delante, incluso tiendas de juguetes para niños. ¡Incompresible, diría uno…! Los causantes de estos desmanes, y, con su protagonismo nos han enseñado la cara peor del ser humano. Más otros ciudadanos han dado-inequívocamente-una admirable lección de solidaridad, civismo y humanidad.
ˮ ˮ Si tienes un trozo de pan, da uno a los pobres; vende el otro y compra jacintos para alimentar tu alma (poema indio)”
Cuatrocientos litros por metro cuadrado es la cantidad que se acumuló en una sola jornada en la localidad valenciana de Chiva, que está situada en la zona cero de la tragedia causado por la Dana de 2024.
El agua es la única sustancia del planeta que puede encontrase en forma líquida, sólida o gaseosa. Sin agua y sin atmosfera, y la segunda que indudablemente depende de la primera, la Tierra tendría, como tiene la Luna, temperaturas de más de cien grados durante el día, que descendería a cien grados bajo cero durante la noche.
Agua y atmósfera son cruciales para entender cómo la Tierra maneja el calor y el frío extremos: el agua enfría el aire cuando se evapora (podemos decir que es equivalente a nuestro sudor) o calienta el aire cuando este se condensa o cuando se deposita sobre el hielo cediendo la energía al aire.
El tráfico de energía del agua al aire es muy poderoso, diría uno, y es el responsable de la producción de tormentas, ciclones y huracanes. Aunque hemos de reconocer que el agua es crucial para la vida… ¡Bendita sea el agua, pero a pequeñas dosis!
La Coruña, 12 de noviembre de 2024
©Mariano Cabrero Bárcena es escritor