En el contexto de la feroz interna en el gobernante Frente de Todos, el presidente Alberto Fernández retornó a sus críticas por elevación al kirchnerismo. Al presentar este martes, junto al jefe de Gabinete y precandidato presidencial, Agustín Rossi, la Mesa Nacional de Integridad y Transparencia, se refirió a la corrupción.
En un mensaje que toca al macrismo, pero que fue dirigido solapadamente a su vicepresidenta, Cristina Kirchner, el mandatario expresó: “No nos hemos enriquecido, no enriquecimos a nuestras familias, no somos amigos de los empresarios, no entregamos obras a nuestros amigos”.
Ese es el tema que acucia y más molesta al sector que responde a la dos veces ex presidenta, que además está condenada en primera instancia en la causa de fraude con la obra pública, denominada Vialidad, en la que el Poder Judicial entendió que fue ella la que redireccionó obras a la provincia de Santa Cruz favoreciendo al empresario, Lázaro Báez, sospechado de ser testaferro de su fallecido esposo y ex mandatario, Néstor Kirchner.
El ala cristinista del oficialismo repudió en off los dichos y uno de los integrantes del Instituto Patria (corazón del kirchnerismo) señaló que «ninguna otra cosa se puede esperar de un traidor como Fernández». Recordemos que CFK ni siquiera invitó al jefe de Estado al último acto que encabezó el 25 de Mayo (Día de la Revolución), en el que también su militancia celebró los 20 años de la llegada al poder del ex gobernador santacruceño.
Vale decir que hace pocos días Fernández manifestó a un portal con mucha afinidad a él, que no considera que su vice sea corrupta, pero que Cristina incurrió en “imprudencias éticas muy graves”. En esa línea, el titular del Ejecutivo aseveró que “nunca nadie cuestiono nuestra ética y nuestra moralidad”, con respecto a su administración.
A estas declaraciones se suma la que hizo el Presidente en el coloquio empresarial de IDEA el año pasado, cuando preguntó a los industriales que estaban en el auditorio si “alguien les pidió un centavo para hacer obra pública”. Más allá de haber formado parte de la gestión de los Kirchner como jefe de Gabinete, Fernández se animó a contar una charla que supuestamente tuvo con el dueño de un laboratorio en la que éste le expuso: ‘Hace mucho que estoy en este rubro y es la primera vez que un gobierno no me pide plata’”.
“Eso me llena de satisfacción. Sé que son mis funcionarios los que hacen eso. No dejo de pensar en que esto que ocurre en nuestro gobierno debe ser una regla permanente para el futuro de la Argentina”, añadió, y aseguró que por eso “subió mucho la vara” a la próxima administración.
A la gestión de Mauricio Macri le apuntó directamente al hablar de la distribución de concesiones viales que se hicieron con el sistema de la polémica participación público-privada (PPP). “Cuando uno ve firme la ética en los niveles más altos de gobierno parece desparramar para abajo. Parece permear hacia abajo. Parece que arriba no perdonan el robo”, apuntó Fernández y al hablar de la definición de ética que mejor le parece, eligió citar la letra de una canción del compositor rosarino Litto Nebbia. La letra que eligió reza: “Quisiera poder descansar en paz antes de morir”, y en ese contexto reflexionó que “poder irnos a dormir en paz con nuestra conciencia cada noche es saber que hemos actuado éticamente bien, que no somos cómplices de un desfalco. Eso nos permite dormir en paz cada noche y tener la conciencia limpia”.
De todos modos, adjuntó que para él, la mayoría de funcionarios públicos son honestos, pero que quedan empañados por quienes corrompen la administración pública, y destacó que su gobierno licitó más de 6 mil obras y que nunca nadie dijo que estaban robando.
Asimismo, prometió que cuando termine su administración va a enviar a los diarios su declaración jurada de bienes, como lo hizo cuando salió de la Superintendencia de Seguros (donde tuvo denuncias de corrupción que publicó el periodista Julio Nudler en Página/12, del que luego fue echado por presiones del gobierno kirchnerista) y de la Jefatura de Gabinete.
“No quiero que haya un fideicomiso ciego; quiero que todos vean que hay un presidente y muchos funcionarios de mi gobierno que se van a su casa igual que cuando llegaron”, explicitó en otro tramo de su alegato.
El máximo funcionario de la Casa Rosada aseguró que la corrupción “no es patrimonio del Estado” sino que es “un problema de la sociedad argentina”. En ese sentido, referenció que “en el mundo está lo permitido y lo prohibido. Pero en la Argentina está la categoría intermedia: el curro, que no está bien, pero que podemos tolerar. El curro existe entre nosotros y es un problema, una forma de corrupción”.
Así como hizo énfasis en la transparencia con la que pasó estos casi cuatro años de gestión, Alberto Fernández afirmó nunca cercenó la libertad de prensa, ni se entrometió en la Justicia.
“En toda la democracia no hubo la libertad de prensa que existe hoy en la Argentina, hasta hay un abuso desmedido de la libertad de prensa. Se miente, se difama, se injuria, pero no reaccionamos. Confiamos en que la ciudadanía descubra al mentiroso, al periodista corrupto que recibe plata para decir lo que dice. Esperemos que esos periodistas muestren sus bienes y nos expliquen cómo siendo locutores de un programa tienen semejantes departamentos”, reclamó, y puntualizó que él nunca llamó a ningún medio para quejarse por una nota. “Así me va, pero me voy a descansar en paz», dijo irónicamente.
Aunque aclaró que la mayoría de los trabajadores judiciales son “gente honesta y decente”, apuntó a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, de la que atestiguó que «funciona muy mal», para opinar que no se sabe cuál es el el patrimonio de los jueces que «andan con vidrios polarizados y escondidos para que no los reconozcan”, indicó.
Sobre el final, les pidió a los auditores que asistieron al acto en el Museo del Bicentenario, que si ven inconductas en algún organismo del Estado las denuncien en la Sindicatura General de la Nación (SiGeN) y la Oficina Anticorrupción. “Si ven algo indebido, díganlo, necesitamos que lo digan. No sean cómplices de los que delinquen. No hagan silencio. No van a poder descansar en paz antes de morirse”, expresó, volviendo a las estrofas de su amigo, el trovador santafecino que en los años ’60 fue líder de «Los Gatos Salvajes», Litto Nebbia.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento de la República Argentina