Basta observar el Patio de las Palmeras para entender que por estos días la disputa por resolver la estrategia electoral en el Frente de Todos no se da en la sede del PJ Nacional, sino en Balcarce 50. Desde que Cristina Kirchner sugirió que Eduardo de Pedro podría llegar a ser su nuevo delfín presidencial, “La Remisería” -como se conoce a la oficina del Ministerio del Interior en Casa Rosada- está convulsionada.
De allí entran y salen dirigentes, amigos, militantes, funcionarios y periodistas todo el día. Enfrente, del otro lado del pulmón central de la sede del Ejecutivo, los integrantes de la portavocería albertista miran con desprecio tanta actividad, aunque no se amilanan. Es que, como dijo el propio Presidente, en una PASO, Wado sería el candidato del “otro sector”.
En esa lógica, es que, desde la Jefatura de Gabinete, en el primer piso, pegada al despacho de Fernández, Agustín Rossi articula en permanentes encuentros con el principal operador de Daniel Scioli: Alberto Pérez, el plan para intentar doblar el brazo al kirchnerismo y dirimir las diferencias en una interna.
El mensaje hacia afuera, es que el mandatario y su pequeña mesa chica no tomará partido por nadie en el proceso de discusión endógena, algo que por supuesto nadie cree. Mientras el jefe de Estado sigue con sus agendas intermitentes, logró consolidar el eje de precandidatos: Scioli-Rossi (para la nacional) y a Victoria Tolosa Paz en la Provincia de Buenos Aires.
El lunes pasado, el presidente recibió a la mañana en Olivos a su par electo del Paraguay, Santiago Peña y a su vice Pedro Alliana. Por la tarde fue a Gobierno a firmar con Daniel Filmus un decreto que jerarquiza a los investigadores del CONICET.
Al concluir, el ministro de Ciencia y Tecnología habló con los periodistas acreditados en Rosada y abordó la cuestión partidaria diciendo que si “hay un programa común es posible que consigamos un candidato de síntesis a ese programa común, pero si no hay un candidato de síntesis, las leyes argentinas son muy claras y estipulan que va a haber un mecanismo, que es la PASO”.
Ese es el recurso que promueve el alicaído albertismo, pero que funcionarios como Filmus, que hace equilibrio entre los Fernández, sabe que va a ser resuelto por una cuestión de peso y espalda política.
Si hay algo que Alberto F. nunca quiso perder, es protagonismo, así que el martes decidió subirse al Tango 04 -y con su clásica comitiva- voló hasta Brasilia con la finalidad de participar de la cumbre de jefes de Estado de la UNaSur, donde ya sabía que la postura del anfitrión, Lula da Silva (y la suya) con respecto a Nicolás Maduro, iba a generar polémicas y muchos titulares con su foto estrechando la mano del venezolano.
También lo sedujo la idea, que se materializó, de un Luis Lacalle Pou (presidente de Uruguay) fastidiado con el recibimiento al bolivariano. No le agradó tanto escuchar a Gabriel Boric (Chile) pidiendo que Venezuela respete los derechos humanos, pero fue tomado como un simple daño colateral que no enturbió que, desde el exterior, Fernández, volviera a la tapa de los diarios.
Algo que en Argentina ya no consigue tan fácilmente, de hecho, hasta ha sido eclipsado por su portavoz, Gabriela Cerruti, que, por las circunstancias coyunturales, hace varias semanas que evita el contacto con la prensa acreditada. Sólo se dedica a publicar tuits provocadores y a subir en sus redes videos que generan polémica, no tanto por sus contenidos, sino por los más de 500 millones de pesos que le cuestan al erario público.
El regreso fue para descansar y el miércoles no hubo actividades oficiales. El jueves, el presidente Fernández volvió al ruedo con otra actividad regional. Fue hasta Bolivia, y con Luis Arce inauguró el electroducto Juana Azurduy, para que las comunidades fronterizas de ese país reciban energía. Desde allí, el Mandatario se tomó unos minutos para cuestionar otra vez al Poder Judicial a través de Twitter, en este caso por haber dejado al sanjuanino Sergio Uñac sin posibilidades de ir por otra reelección.
“Una vez más, la Corte Suprema se entromete en el proceso democrático y autonómico de las provincias. Ha dictado una sentencia sin que previamente opinara el más alto tribunal de San Juan, atribuyéndose una competencia originaria a partir de una interpretación forzada e ilegítima”, escribió Fernández, sentenciando que “lejos de impartir justicia, rompe el federalismo y debilita nuestra democracia. El pueblo es el que siempre elige”.
Fue Rossi el que se sumó al discurso presidencial y expresó que “en algún momento nos vamos a tener que animar a discutir un nuevo orden institucional en la Argentina. Lamentablemente en este país», dijo, «para reformar la Constitución necesitás dos tercios de cada una de las cámaras y no tenés el sistema de enmiendas constitucionales que por ejemplo tiene México”.
En esa misma línea, señaló que con ese sistema el presidente azteca, Andrés Manuel López Obrador “propone que los miembros de la Corte Suprema de Justicia sean electos por el voto directo del conjunto de los ciudadanos”.
El Ministro coordinador -y precandidato presidencial- reforzó las diatribas al dedo elector de CFK al subrayar que “lo único traumático es que se intente imponer, forzar una decisión. Hay que dejar que naturalmente surjan los procesos”.
Poco antes, había apuntado sus misiles a Máximo Kirchner (diputado y titular del PJ Bonaerense) al declarar: «Para no ponerlo con nombre y apellido, desde la provincia de Buenos Aires, que es de donde te aprietan, te intentan extorsionar un poquitito, pero la verdad que me parece una estupidez».
No hacía falta nombrar al legislador que ahora tiene como principal aliado a Sergio Massa (ministro de Economía) con el que hasta se animó a subir al flamante y costosísimo ARG 01 para viajar a China e intentar conseguir financiamiento e inversiones.
Desde allí, el titular de Hacienda anunció que consiguió u$s1000 millones que fortalecerán las arcas del Banco Central y la ampliación del Swap oriental a u$s19.000 millones, es decir, más deuda en yuanes que deberá ser devuelta en dólares. Además, se habla de inversiones y otras promesas, como por ejemplo, la de que Argentina ingrese algún día al Banco de los BRICS.
Al llegar el viernes, Fernández estuvo por la mañana en Olivos para reunirse con la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Ayelén Mazzina, y destinatarias del programa Acompañar. Un cónclave que se da “en las vísperas de un nuevo aniversario de la movilización Ni Una Menos”, anunció la vocería oficial.
Después de idas y vueltas, el Presidente fue hasta Rosada, aunque dejó a cargo del jefe de ministros, Agustín Rossi, una jornada dedicada a “Defender y profundizar la democracia” con representantes de organismos de derechos humanos, como Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo) y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, entre otros.
En otro orden de cosas, un debate que se está dando tiene que ver con que el propio Fernández dijo en su momento que quien fuera candidato debería renunciar a su cargo, algo que no se está cumpliendo. Encima eso le toca a Scioli, Rossi y Tolosa Paz, precisamente a los acólitos de AF.
Atento a esto, Eduardo de Pedro nunca oficializó su ambición presidencial, aunque se muestre como un potencial presidenciable. En el entorno del Instituto Patria hay dudas, pese a que Kicillof ya haya dicho que reelegirá y volverá a ser acompañado por Verónica Magario, a quien hasta hace unos meses Cristina quería volviendo a La Matanza para alejar de la intendencia, al cada vez más desprestigiado, Fernando Espinoza.
Un dirigente kirchnerista expuso -en estricta reserva- que si CFK ve un escenario de derrota no debería (pensando a futuro) exponer a De Pedro: “Desde la vuelta de la democracia para acá, ningún candidato que fue por la presidencia y perdió llegó después al cargo, salvo Duhalde, que claro, lo hizo como interino”.
El peronista remató opinando que “sin herederos en el horizonte, Cristina no puede mandar a Wado a intentar dar vuelta semejante estadística”.
Son muchas las voces y las especulaciones, inclusive de las más delirantes. Los amantes de las teorías conspirativas sugieren que un virtual triunfo de Javier Milei le convendría al FdT y a Juntos por el Cambio. “Lo que viene no se sostiene con nada”, asegura un operador político ligado al peronismo capitalino, que reflexionó: “Fijáte que, para los macristas, Milei es un topo de Cristina, y para los kirchneristas, lo es de Macri. Ahora los medios que responden a los dos le dan manija como locos… ¿qué es casualidad?”, se preguntó.
Fuera de las suposiciones de la corporación política, en eso que ingresa en el terreno de “la rosca” y la futurología, es cierto que el plan massista -avalado por la senadora Kirchner- parece no propiciar una continuidad oficialista, todo lo contrario.
A la vez, se ve a la oposición inmersa en una pelea que dinamita probabilidades que le garantizaban un triunfo seguro hasta hace un año. Precisamente es el libertario quien es subido al escenario para quedar expuesto como un posible esquema de transición disruptivo, algo así como una metamorfosis virtual en el terreno electoral, y que como piensan varios, descomprimiría -de alguna manera- el temido “que se vayan todos”.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento de la República Argentina, para P&M y Globatium.