Pasaron los días y el campeonato mundial de Futbol sigue vigente. No por su carácter de evento deportivo, sino por todo el significado que encierra. El pueblo argentino ha festejado en las calles. Por un Domingo no existieron ideologías políticas ni religiones. Mucho menos importancia tuvo la camiseta del futbol local. Hemos sufrido mientras los hombres lloraban. De alguna manera se trata del destino de nuestra vida cotidiana. Porque la Scaloneta fue por la epopeya y la gloria. Nuestros jugadores ya están salvados en el plano financiero y laboral. Pero la hinchada le fue transmitiendo un sueño: demostrar lo que somos los argentinos en la inmensa profundidad de nuestra existencia. Buena Gente con contradicciones estructurales. Gracias al futbol fuimos entendiendo que la realidad supera a la ficción.
Y sí. Somos vulgares. Porque no somos negros por fuera, pero si lo somos por dentro. El planeta a pedido de Francia se escandaliza por un gesto vulgar. Pero esta misma Francia esta muy lejos de la revolución francesa y muy cerca de la conducción de los organismos internacionales. Christine Madeleine Odette Lagarde también fue obscena al permitir un oscuro negociado con el ex presidente Macri para endeudar a nuestra gente con el resultado de la eliminación de la clase media y el acrecentamiento de la pobreza estructural. La OTAN que incluye a Francia entre sus Estados miembros también tuvo un gesto obsceno en el conflicto de Malvinas al ser aliado del Reino Unido. Ni hablemos del robo hacia la soberanía del Estado Argentino en lo que se refiere a los recursos naturales, como la extracción pesquera en el Atlántico Sur por delincuentes asiáticos y europeos.
Y aparece el Washington Post criticando a la AFA por no tener jugadores de origen africano. Te contestamos con humildad. Argentina no es negocio para los jugadores de futbol del extranjero, pero tiene una pirámide jurídica que facilita la inmigración a todos los hombres y mujeres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.
Quitale el GUANTE DE ORO al Dibu Martínez. Los argentinos ya estamos acostumbrados al robo sistemático de las grandes potencias. La FIFA no es una carmelita descalza, mucho menos la Madre Teresa de Calcuta.
Que nos sigan robando. Me quedo con tu personalidad Dibu Martínez. Me quedo con el amor incondicional de Bangladés, un pueblo hermano por las circunstancias del tiempo y del espacio. Me quedo con todas esas naciones del Mundo que vieron en la Selección Argentina una esperanza a la vulgaridad de la historia antigua y contemporánea.
En fin. Tranquilo Dibu. Somos los vulgares que sueñan con otro mundo. Dejalos. Escucha a quien dijo “Señor perdonalos porque no saben lo que hacen”.
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