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jueves, diciembre 12, 2024
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Ecologistas en Acción lamenta el “grave deterioro” de los humedales españoles

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Las Administraciones públicas son responsables del “grave deterioro” de los humedales españoles, puesto que solo un 12% de los analizados e incluidos en la Convención Ramsar -que aglutina los humedales de importancia internacional- presenta un buen estado de conservación desde un análisis ornitológico.

Así lo destacó Ecologistas en Acción este miércoles en vísperas de que este jueves se celebre el Día Mundial de los Humedales, en recuerdo de la fecha de adopción de la Convención sobre los Humedales en la ciudad iraní de Ramsar, a orillas del mar Caspio. Mañana se cumplen 52 años de la firma de ese tratado internacional.

Los humedales son unos de los ecosistemas más amenazados en el mundo. Desde 1970 han desaparecido hasta un 35% de esos ecosistemas. Desde el siglo XVIII esta cifra se eleva hasta el 87%. En el caso de España, las cifras oscilan entre el 60% y el 70% de pérdida de patrimonio húmedo desde principios del siglo XX hasta la década de 1980.

El planeta cuenta actualmente con un total de 2.471 humedales importantes repartidos por 172 países y con una extensión total de 256.192.356 hectáreas. Así figura en la Lista de Humedales de Importancia Internacional, elaborada por la Oficina de la Convención de Ramsar y recogida por Servimedia.

TERCERO EN LA LISTA MUNDIAL

España ocupa la tercera posición de la clasificación mundial de países con mayor número de humedales reconocidos de importancia internacional, con un total de 76, sólo superada por Reino Unido (175) y México (144), y el Parque Nacional de Doñana es el más emblemático de todos, con una superficie de 111.646 hectáreas.

Desde 2011 solo se han añadido dos humedales españoles a la lista: el Marjal de Almenara (Comunidad Valenciana), en 2017, y el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas (Galicia), en 2021.

Según Ecologistas en Acción, muchos humedales españoles presentan “serias y recurrentes amenazas”, por lo que no se cumplen los compromisos generales de conservación de la Convención Ramsar.

Además, reclamó no solo la necesidad de aumentar el catálogo de humedales de importancia internacional, sino “la urgencia de políticas reales de protección y gestión que garanticen su conservación”.

Siete humedales españoles están afectados por expedientes informativos o quejas de Ramsar (Doñana, Daimiel, Mar Menor y Aiguamolls de l’Empordà, entre otros) y dos (Doñana y Delta del Ebro) tienen abiertos procedimientos de infracción europeos.

Cambios de usos del suelo, alteración de regímenes hídricos, contaminación y alteraciones hidromorfológicas son algunas de las mayores amenazas sobre los humedales españoles, muy a menudo vinculadas a un modelo agrícola intensivo, especialmente a la gran expansión que se produce del regadío y el gran consumo que ello conlleva.

Ecologistas en Acción reclamó la necesidad de revisar las políticas de gestión del agua y exigió a todas las autoridades competentes (confederaciones hidrográficas y administraciones autonómicas, locales y central) “un esfuerzo decidido para revertir este problema, que está empeorando como consecuencia del cambio climático”.

DOÑANA Y TABLAS DE DAIMIEL

Los dos primeros humedales españoles acogidos por el Convenio Ramsar cuando este fue rectificado por España en 1982, los parques nacionales de Doñana y las Tablas de Daimiel, son “una clara evidencia del lamentable estado de conservación de estos ecosistemas en el territorio”, según Ecologistas en Acción.

Ambos se encuentran incluidos en el Registro Montreux, que señala dentro de la Lista Ramsar aquellos humedales que presentan cambios en las características ecológicas como consecuencia de la acción antrópica.

La presión humana y las repoblaciones monoforestales contribuyen a la progresiva desaparición de las marismas de Doñana, pero el principal causante de este declive es un modelo de producción agrícola que ha renunciado a la agricultura tradicional del secano para favorecer la expansión de un regadío cada vez más intensivo, el cual esquilma los recursos hídricos superficiales y subterráneos, lo que daña gravemente la estructura de los acuíferos, según Ecologistas en Acción.

El resultado es que tres de los cinco acuíferos que las alimentan están sobreexplotados y solo dos de los tres cursos fluviales que históricamente desembocan en el parque nacional siguen haciéndolo, y, además, de manera intermitente.

Para Ecologistas en Acción, el caso de las Tablas de Daimiel es “más dramático”. El uso extenuado e insostenible de las aguas subterráneas del acuífero 23 para el regadío condujo hace varias décadas a la declaración de ese acuífero, así como el 24, como sobreexplotado. “Desde entonces la situación no ha mejorado. La consecuencia es un parque nacional altamente degradado”, apuntó Ecologistas en Acción.

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