El bueno de Sánchez ha abrazado a Bildu, al otorgarle la increíble posición de aliado preferente del Gobierno en funciones. Ha aceptado a un fugado de la justicia española como interlocutor de su partido, legitimando con ellos sus acciones delictivas. Estamos hablando del prófugo Puigdemont…
Despreciando su derrota en las urnas, Pedro Sánchez ,presidente del Ejecutivo en funciones, decidió alcanzar su victoria merodeando por los despachos político de los españoles. Debemos recordar que en la misma noche del 23 -j, anunció que seguiría en La Moncloa, o, dicho de otro modo: «Que estaba dispuesto a entregarse atado de pies y manos a los enemigos de la España Constitucional y Democrática». Al nuevo Gobierno que surja, Pedro Sánchez denominará´una mayoría progresista´.
Entonces, los resultados del presente progresismo socialista son ya-de por si-desbastadores. El señor Sánchez ha echado por tierra literalmente la tradición y la política del más puro socialismo español renacido en el Congreso Suresnes, y ha hecho del PSOE, que se ponga al servicio de sus insaciables ambiciones: llegar a ser nuevo presidente del Ejecutivo español, pasando por encima del bien y del mal.
Esa trágica metamorfosis de PSOE, ha traído como consecuencia inevitable, claro está: la ruptura total con el PP. Después de firmar los pactos que van a posibilitar una nueva investidura, cualquier acuerdo nacional entre los dos grandes partidos-PSOE Y PP-nacionales se ha convertido en imposible.
Y esto es así porque Sánchez ha cruzado la frontera de la milla verde; ha pasado la frontera que hasta hace nada parecía infranqueable para las fuerzas políticas, sobre la que, desde 1977, ha venido pilotando la política española: la defensa del Estado de derecho. El actual líder del PSOE ha llevado a cabo lo peor que cabría imaginar: pasar las rayas que definen el terreno de juego de nuestra joven democracia española. Y es que, a partir de ahora, esas rayas no serán otras que las que a Sánchez le convengan, para seguir en el poder, por encima de toda cortapisa, valla o valladar…
El bueno de Sánchez ha abrazado a Bildu, al otorgarle la increíble posición de aliado preferente del Gobierno en funciones. Ha aceptado a un fugado de la justicia española como interlocutor de su partido, legitimando con ellos sus acciones delictivas. Estamos hablando del prófugo…Puigdemont.
Ha negociado sobre el cumplimiento de las leyes, asumiendo una amnistía que el mismo consideraba inaceptable y anticonstitucional; poniendo en entredicho después sobre la extensión que tendría la tan arbitraria como injustificada impunidad.
Los tribunales de justicia los ha dejado a la altura del betún, desautorizando-de plano- el orden jurisdiccional de nuestro Estado Español y democrático. Debemos constatar que ha arrinconado al Parlamento, con una inaptitud manifiesta que no tiene `precedentes en una institución a su servicio. Ha dejado a su suerte a la monarquía parlamentaria, al convertir a quienes prometen abolirla en centro de la gobernación política de España.
Siguiendo esta trayectoria que resultaría incomprensible en cualquier dirigente político europeo, a nadie debería extrañarle que el señor Sánchez haya firmado con Junts un acuerdo donde se habla ya de referendo, se proclama una amnistía que dejaría impunes cientos de delitos y se acepta el nombramiento de verificadores internacionales que nada tienen que ver en nuestro entierro democrático.
Feijóo ha sido incapaz de conseguir una mayoría que lo hiciera presidente, poque no le respaldaron todos los votos que necesitaba, para llegar a ser proclamado presidente del Ejecutivo español. Esta es la dura realidad: el fracaso electoral de Feijóo, de un fracaso basado en la instrumentalización de Cataluña. De no haber conseguido ni en Madrid ni en Andalucía los votos que obtuvieron en las autonómicas; y es que contra esa frustración contra la que se revelan el PP y sus simpatizantes. ¡Veremos que pasa en nuestra amada España, cuya vida guarde Dios muchos años!
La Coruña, 16 de noviembre de 2023
Mariano Cabrero Bárcena es escritor
