El fin de semana largo de Pascuas logró apaciguar bastante la tormenta que había generado el asesinato del chofer de la 620 –Daniel Barrientos– en el partido de La Matanza. De todos modos, el lunes, el jefe de Estado arrancó con una agenda moderada, manteniendo la lógica de evitar actos en el Conurbano bonaerense, donde el tema de la pobreza y la inseguridad continúan escalando.
Al mediodía, el mandatario presentó el Plan Reconstruir Salud en el Museo del Bicentenario. En su discurso destacó el rol del Estado en ese área y aprovechó para cuestionar en esa materia a su antecesor, Mauricio Macri, que hizo de la cartera sanitaria una secretaría.
También hubo dardos venenosos dirigidos a los libertarios.
“Los que se presentan como antisistema son los que más defienden el sistema de la injusticia”, manifestó Alberto antes de esbozar otro tibio llamado a la unidad interna. Tampoco faltó la defensa a su gestión ante las inclemencias que se le presentaron en estos casi tres años y medio de administración.
El fin de semana, el kirchnerismo, en la voz de Eugenio Zaffaroni, le pidió al Presidente que indulte a Cristina Kirchner, si es que se aceleran los tiempos y su sentencia queda firme.
El jurista hizo una analogía de lawfare con la situación que atraviesa en EEUU, Donald Trump. Es que Juan Grabois (MTE) afirmó que la Vicepresidenta va a ir presa “e iremos a tomar mate con ella”. Algo que manifestó en medio del entuerto entre ella y los que insisten en que debe ser candidata.
Cuando llegó el martes, el Presidente no tuvo mejor excusa para no asistir a Balcarce 50 -o ir a alguna provincia- que la de festejar el primer cumpleaños de segundo hijo, Francisco Fernández Yáñez. La única actividad que se comunicó previamente fue una reunión con el titular del SENASA, Rodolfo Acerbi y representantes de entidades veterinarias.
Luego de una foto, que el propio mandatario publicó en redes caminando por los jardines de Olivos con el pequeño, la portavocería hizo público que, en la mañana, Fernández había mantenido un encuentro con el ex presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica.
En las galerías y pasillos de la Rosada se celebraba que al menos por unos días, la interna mediática fuera la de Juntos por el Cambio y no la del oficialismo. Un leal al presidente dijo con cierta ironía: “Mirá si Alberto se hubiera portado así con Cristina desde el principio”, a la vez que se preguntó: “¿Qué hubiera pasado?”.
El comentario contrafáctico tuvo un giro crítico. “Si estos están así antes de la elección, nosotros vamos a parecer un poroto cuando les toque gobernar”. No pocos dirigentes ubicados -de un lado o del otro del oficialismo- especulan con esa posibilidad. Una de las pocas cosas en la que los bandos enfrentados concuerdan.
Después de analizar la relación con el sector agropecuario, con el que Sergio Massa fijó el plan Dólar Soja 3, mediante el cual recibirán 300 pesos por cada billete verde de la menor denominación durante 45 días -algo que los productores firmaron a regañadientes- se suspendió una visita del primer mandatario a la localidad santafecina de Venado Tuerto.
Hizo mella en esa decisión, que además, la importante localidad es una de las más pobladas y está a sólo 169 Km de la conflictiva Rosario, un lugar no recomendable para una visita presidencial.
El equipo que fija los sitios donde va Fernández, eligió que el Presidente fuera nuevamente a Santiago del Estero, pero por la tarde. Antes, aterrizó desde Olivos en el helipuerto de Casa de Gobierno, y desde allí fue transportado en automóvil hasta la Facultad de Derecho con el fin de dictar una clase de Teoría General del Delito y Sistema de la Pena.
A las 15:27, quienes le administran -desde hace tiempo- su cuenta de Twitter, subieron una foto donde se lo ve sentado en el escritorio dirigiéndose a unos 14 estudiantes, con una consigna: “La universidad pública es un verdadero orgullo para toda la Argentina”.
Una vez en los pagos que gobierna Gerardo Zamora, donde según datos oficiales se entregó la vivienda número 100 mil de la administración del FdT, Fernández reconoció que hay problemas que resolver, como el salario y la inflación, pero elevando la voz pidió al electorado que escuche las voces de quienes dicen que hay que parar con la inversión pública. “No somos todos lo mismo”, aseguró, y sobre el final -y a los gritos- aseguró que se iba feliz.
Ese mismo día, pero desde el sur, más precisamente desde la Ciudad de Trelew, donde fue a apoyar a su candidato a intendente, Máximo Kirchner reiteró las críticas al hombre que su madre ungió en el cargo que hoy ocupa.
Haciendo hincapié en los números de la pobreza, que Fernández evita en sus alocuciones, el diputado aseveró taxativo que “el Frente de Todos no vino a esto” y que el FMI “pone de rodillas a la gente”. Una referencia que hizo involucrando directamente al tándem Fernández-Guzmán en los acuerdos que sellaron con el organismo multilateral de crédito.
Al titular del Poder Ejecutivo no le quedó otra que esperar hasta el jueves, donde en la apertura de una exposición de diseño e innovación industrial en el CCK, le respondió al líder de La Cámpora con un comentario que afirmaba que según le contó Lula da Silva, al asumir Dilma Roussef en el banco del BRIC, aseguró que “el Fondo Monetario Internacional no puede asfixiar a la Argentina”.
En la línea que viene recitando en cada una de sus presentaciones, Fernández refrendó que: “La historia dice que me tocó gobernar en el peor de los tiempos”, y agregó con una sonrisa mordaz: “Pero somos peronistas nosotros, y a lo hecho, pecho”.
Mientras Alberto decía esto, circulaba la foto de Daniel Scioli con Mayra Mendoza, intendenta camporista de Quilmes. Una postal que para algunos esperanzados justicialistas habría, tal vez, alguna posibilidad de acuerdo entre “La Jefa” y su ex socio Fernández.
En ese contexto llegaron las declaraciones de Aníbal Fernández (Seguridad), quien manifestó con respecto a la oposición: «Vemos un grupo de gente que tiene cero formación, una belicosidad, una vocación por el agravio, por lastimar. Todo lo que proponen saldría únicamente con represión. Las calles regadas de sangre y muertos van a producir si tuvieran la posibilidad de ser gobierno».
Se esperaba una declaración oficial al respecto, que llegaría de la mano de la portavoz Gabriela Cerruti en su conferencia semanal.
La funcionaria le bajó el precio a los dichos de otro de los voceros presidenciales al exponer que “están haciendo demasiado escándalo sobre una frase”, pero espetó que “ellos son los que están anunciando tempestades”.
En otro tramo, Política&Medios la consultó sobre los enormes gastos en dólares que realiza Alberto Fernández y sus numerosas comitivas por el mundo, mientras que tenemos 18,6 millones de pobres y casi 4 millones de indigentes. La vocera, entre otras, cosas nos respondió: «Le aseguro Peralta, que con lo que se gasta en pagar un hotel, no pagamos la deuda externa».
Le replicamos que “sí se podría dar de comer a más de un niño, salvar de la muerte a un niño, como el que murió acá en las puertas de Casa Rosada”.
Paradójicamente, en la inauguración de una nueva terminal de partidas del Aeropuerto Internacional de Ezeiza. El presidente Fernández apuntó: “Queremos que acá arriben ciudadanos del mundo, y que salgan argentinos a conocer el mundo, en este tiempo que vivimos, la menor cantidad posible porque no nos están sobrando los dólares”.
A las pocas horas, desde el INDEC llegó al palacio gubernamental el temible índice de inflación de marzo, que fue de 7,7 por ciento, con un interanual 104,3%. La única reacción llegó también de la mano de Cerruti a través de un tuit en el que escribió: “El número que vemos hoy representa el peor momento del impacto de la guerra en los precios internacionales y la peor sequía de la historia en el país”.
Al respecto, continuó: “Sabemos, nos duele, nos ocupa, cómo afecta la vida cotidiana y a cada familia. Estamos redoblando esfuerzos, convencidos de que el camino es sostener el crecimiento y el orden que estamos logrando. Y sabemos que la mayoría de los análisis nos muestran que este fue el peor momento y que comenzó una tendencia a la baja que esperamos ver reflejada próximamente”.
El texto de la vocera de Alberto Fernández vuelve a prometer que todo va a mejorar a partir de ahora. La idea gira en torno a una letra de Mario Benedetti, que alguna vez citó el presidente en un Coloquio de IDEA del 2020, y que canta Joan Manuel Serrat: “Bienaventurados los que están al fondo del pozo, porque de ahí en adelante solo queda ir mejorando”.
La cuestión es que el problema económico deriva de los irresolutos dilemas políticos, y lamentablemente, en ese punto no hay visos de ninguna mejoría, al menos en el corto plazo.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento de la República Argentina.