Por Luís Alberto Serrano
No voy a opinar mucho del Festival de Benidorm de este año, porque no lo he seguido. Y mis lectores saben que no me gusta hablar sin saber. Faltaría más. Aun así, esta mañana me oí las dos canciones que llegaban como favoritas a la gran final: “Eaea” de Blanca Paloma y “Arde” de Agoney.
Y, para gustos los colores, pero ninguna fue de mi agrado. Otra cosa es que crea que puedan ser adecuadas para el Festival de Eurovisión que se celebrará del 9 al 13 de mayo en Liverpool. Ay, si John Lennon levantara la cabeza.
La canción de la ilicitana ganó a la del canario y se alzó con el primer premio del Festival y el añadido que otorga el derecho a representar a España en Eurovisión. Me gusta este formato de TVE de transparencia en la elección de los artistas que nos representen.
Hay que ponerse en los sonoros batacazos de cuando se hacían las elecciones a dedo. Es más, el año pasado el Festival de Benidorm arrasó en audiencias y, lo que es más importante; en los “likes” de las redes sociales.
Este año ha decaído la audiencia. Quizás porque la disputa entre los chanelistas, bandinistas y tanxugueiristas; con conflictos demográficos de por medio, ha dado más juego que la de palomistas y agonistas.
Planea, sobre la canción ganadora, una nana flamenquita fusionada con ritmos electrónicos, el recuerdo de “la barca” de Remedios Amaya. El debate que he visto reflejado estos días por las redes viene de lejos, el flamenco no representa a toda España.
A mí no me motiva, pero vuelvo a repetir que es una cuestión de gustos. Me hice persona en los años de la movida madrileña y le salí rockero a mis padres. La canción está bien hecha, aunque no he hablado con nadie de la sensación que tengo de que no la entiendo.
Es más, tuve que poner a Google a trabajar para leer la letra. Aun así, ahora todos tenemos que sumar y desearle suerte. No me encanta, pero tampoco me seducía el SloMo de Chanel y me tuve que comer mi opinión con papas fritas.
Luís Alberto Serrano es colaborador y escritor de albacetealdia.es