Y yo que amo la poesía como la vida que desprende y es en esencia todo, os acerco de nuevo, un poemario de una amiga poeta, Maripau González Bodeguero que prende su otoño de olas que acunan su alma regocijándose en la creación de eso que llamamos poesía.
Diversidad de lienzos que desde el balcón de los ojos del poeta desfilan ante nuestra mirada y nos deleitan, llenando de gozo el alma que durante ese viaje a través de la imaginaria surca los mares de la impaciencia por alcanzar sus orillas y ser parte y vida de esas letras rubricadas en las vírgenes obleas del recién impreso libro.
Receptáculo de versos que prenden luz en la mirada sin importar el género que mezan en su acunar fonemas, pues siempre será poesía.
Tengo que retroceder en el tiempo y acercarme a la antigua Grecia alrededor del año 300 encontrándome con la dulce «Ánite» y naufragar en sus versos:
<< Ya no gozoso por los navegables mares
desde lo profundo erguiré mi cabeza,
ni ya al ver cerca de los hermosísimos labios de los remos de las naves
mi bellísima imagen resoplaré lleno de alegría;
la purpúrea agua del mar me ha traído a tierra firme
y yago aquí, en esta suave playa.»
Y encontré también un día a un poeta errante cuya familia procedía de Grecia «Nicos Cavadías» y estos versos me enamoraron:
<< Seré siempre un amante indigno e ideal
de los lejanos viajes y los mares azules
y moriré una tarde como todas las tardes
sin surcar ya la turbia línea del horizonte”
Ese Mar que según los entendidos representa siempre la realidad de lo que no somos o no creemos ser en controversia de los ríos y las fuentes que disfrazan formas de la realidad humana. Para mí es ese océano que somos donde las mareas con su bajamar y pleamar acunan nuestro ser, prendiendo latido que enaltece el sentido de la palabra «vida»
Es Neruda ese poeta que en su obra «el gran océano» nos dice:
<< de tus dones y de tus destrucciones,
Océano a mis manos pudiera destinar una medida,
una fruta, un fermento,
escogería tu reposo distante,
las líneas de tu acero,
tu extensión vigilada por el aire y la noche,
y la energía de tu idioma blanco que destroza
y derriba sus columnas en su propia pureza demolida >>
Y como no había de hablar Neruda de otros, sus poetas:
Y aquel poeta que tenía el don de observar las cosas, creando escenas inolvidables. Hablo de Gustavo Adolfo Bécquer mi querido poeta que encontraba las palabras exactas para nombrar momentos.
<< Tu pupila es azul y cuando ríes
Su claridad suave me recuerda
El trémulo fulgor de la mañana
Que en el mar se refleja>>
Y como no podía ser de otra manera, ese intricado interior nuestro que entreteje momentos que desprenden tal vez pesar y desidia, otros calma y regocijo, vivencias por las que nosotros los humanos en el discurrir de nuestro caminar, despojamos o dotamos de vida en esas distintas edades que nos marcan a veces, esa nuestra existencia en que llegada la madurez buscamos sin cesar, ese niño nuestro.
Pero que es un niño, es a veces alegría y color mutando en otras ocasiones a ruido y molestia. Así somos lo humanos dualidad encontrada, blanco y negro encontrándose continuamente como el cielo y el mar allá en el horizonte.
Esa cuestión eterna sobre el sentido de la vida, quien sino Dostoievski, la esencia de la vida, metafísica y ética dicen. ¿Cuáles son los valores de la humanidad? O en sus palabras «la falta de alma de la sociedad».
En fin después de este transitar por la poesía os dejo el enlace del canal YouTube donde tenéis la reseña del poemario.
Es un extenso e intenso poemario por lo que en su paginar podrás encontrar una gran diversidad de temas y momentos que ocupan sus poemas a través de los cuales discurren las mareas de la vida.
Estoy segura de que su lectura les será placentera.
Número de páginas 214
Editorial Letra Minúscula
ISBN 8419027650
@María José Luque Fernández